jueves, 18 de junio de 2020

El Camino Medio del Tao



¿Habrá algo más difícil de alcanzar que el equilibrio? ¿Por qué será que nos cuesta tanto mantener un punto medio? ¿Será acaso porque nos inculcaron esa idea tan absurda que consiste en relacionar medio con mediocre? ¿O será que si no estás con Dios tenés que estar con el diablo?
Uno de los nombres con que se conoce al budismo, es el camino medio. Y el mismo buda aconsejaba a sus discípulos evitar los extremos.
Él, que conoció el placer y el dolor extremos, sabía que la felicidad es más probable si uno se mantiene en el centro.
Sin embargo, por algún motivo, seguir ese concepto nos resulta difícil. Y si llegamos a mantenernos un tiempo, tarde o temprano terminamos inclinando la balanza hacia un lado o hacia el otro.
Los chinos, desde tiempos inmemoriales, diseñaron estrategias para mantener el eje y evitar así rodar por la pendiente.
Para ellos, el equilibrio no obstante es dinámico y tiene que ver con la armonía.
Y esto es muy importante ya que entonces, si nos salimos del eje, podemos volver a entrar.  Por eso es dinámico y no rígido.
La armonía es imposible sin equilibrio. Si la cuerda está floja, no suena. Y si está demasiado tensa, se rompe. Sólo cuando se encuentra en una posición intermedia, se alcanza la afinación y con ella la armonía.
Sólo cuando se alcanza la armonía la música se vuelve placentera.
El símbolo que los chinos utilizan para expresar la idea de equilibrio y armonía es el Tai Chi.
                                                          
                                                                        

Se trata de un círculo dividió al medio por una línea en forma de S, lo cual expresa que el equilibrio es dinámico. Si la línea es recta ya no expresa dinamismo sino inercia. Y la vida, todos lo sabemos, es movimiento.
La sabiduría que se puede obtener contemplando este diagrama es enorme. Y gran parte de ella, está expresada en dos libros fundacionales del pensamiento chino: el I ching y el Tao te ching.
Hoy dijimos que los chinos diseñaron estrategias para internalizar el equilibrio y la armonía. Y una de ellas, es el Tai chi chuan.
La palabra chuan significa puño y por extensión boxeo o el arte de la lucha. Lo que nosotros conocemos como artes marciales. 
En China, todas ellas terminan en chuan: shaolin chuan, pa kua chuan, xing yi chuan...
El Tai Chi chuan, es el arte de defenderse a través del equilibrio de las energías complementarias: el yin y el yang.
Claro que no sólo para defenderse es necesario el equilibrio, sino también para mantener la salud. Y por supuesto, las relaciones humanas.
Todo en nuestro organismo (también en nuestro entorno) responde a un equilibrio.
Equilibrio que básicamente consiste en que las dos fuerzas complementarias que interactúan en todo fenómeno, se mantengan en armonía.
Sólo cuando hay un equilibrio entre diástole y sístole, el corazón funciona bien. Cuando los sistemas simpático y parasimpático funcionan por igual, dormimos bien por la noche y nos mantenemos despiertos durante el día.
Cada sistema en el organismo funciona siguiendo este ritmo binario y en todos, debe primar el equilibrio.
El Tai Chi chuan, a través de un movimiento circular y continuo, nos hace fluir ritmicamente al compás del yin y el yang avanzando y retrocediendo, bajando y subiendo, girando y conduciendo nuestra energía vital con la dinámica del agua que fluye.
Cuerpo, respiración y pensamiento juntos, unidos y concentrados, conscientes del movimiento en cada detalle.
La mente en calma y el cuerpo ligero, suave; meciéndose con flexibilidad y ternura. Casi con fragilidad, pero con una gran fuerza interna.
Quietud mental y movimiento corporal manteniendo siempre el eje. Perder el eje es perder el equilibrio y perder el equilibrio es caer.
La repetición sistemática hace que el espíritu se fortalezca y que la mente, serena, internalice el mensaje expresado por el movimiento.
"Lo suave vence a lo duro, como el agua horada la piedra". La frase es del Tao te ching que también sentencia: 
"Cuando el hombre nace es suave y flexible más al morir se vuelve rígido.
Las plantas nacen suaves y tiernas más al morir se secan.
La suavidad y la ternura pertenecen al reino de la vida, la rigidez y la dureza al reino de la muerte ".
Sabiduría china, pero de alcance universal.


jueves, 9 de enero de 2020

El Dilema del Azúcar


A mitad de camino entre un alimento y un mero “comestible”, el azúcar es actualmente uno de los productos culinarios más controvertidos y polémicos. Y en este artículo, trataré de arrojar algo de luz sobre el tema, evitando caer en los extremos de ambos lados de la grieta.
Al menos en nuestro país, donde el azúcar proviene en un 100% de la caña de azúcar, podríamos diferenciar dos productos que están en ambas puntas del fenómeno: el azúcar integral, comúnmente denominado mascabo, y el azúcar blanca. El primero constituye un alimento genuino, pues aporta, aunque en muy pequeñas cantidades, nutrientes valiosos para nuestro organismo. Al segundo, aunque sea clasificado como un alimento por el Código Alimenticio Argentino, deberíamos pensarlo sólo como un producto comestible, ya que su consumo no nos aporta prácticamente más que calorías vacías. Es decir, calorías desprovistas de nutrientes. Y como suelo decir en mis clases: “aquello que no nutre, desnutre”, pues ocupa un espacio que debería estar ocupado por sustancias nutritivas y no por calorías vacías. Fenómeno que, en muchos casos, lleva a una situación paradojal: personas obesas y al mismo tiempo desnutridas. Un fenómeno muy similar al que existe entre el consumo de pan blanco y de pan integral.
Más o menos a mitad de camino entre estos dos extremos (el azúcar integral, natural y el azúcar blanca, refinada) nos encontramos con el azúcar rubia (parcialmente refinada) y el azúcar moreno o negra, un producto de fantasía que se elabora mezclando azúcar blanca con melaza, que es un subproducto de la caña de azúcar rico en hierro, calcio y magnesio.  En tanto el azúcar impalpable, empleada normalmente con fines ornamentales, consiste en azúcar blanca molida.
Ahora, ¿alguna vez se preguntaron por qué razón el azúcar se refina, hasta convertirse en un producto blanco e insípido conocido como azúcar blanca? La razón es muy simple:  despojar al azúcar de su sabor original y convertirlo en un mero edulcorante, que solo aporte dulzor y nada de sabor, de modo tal que, por ejemplo, podamos disfrutar de una taza de café o de té, y que solo tenga sabor a café o a té, pero dulce. Cosa que no ocurre cuando endulzamos con azúcar integral. Claro, el precio a pagar para satisfacer este capricho, es el consumo de un producto altamente refinado, que al no aportar sabor sino solo dulzor, se puede volver un hábito adictivo que, a la larga, resulte severamente perjudicial para la salud.
Hasta acá, bien podríamos deducir entonces que el azúcar mascabo (hoy muy de moda por cierto) es el bueno de la película en tanto el azúcar blanca, el malo. Sin embargo, sería ésta una deducción no del todo acertada. Y no porque el azúcar blanca tenga algo bueno (que no lo tiene) sino porque el azúcar mascabo (un producto muy sabroso y al menos algo nutritivo), no deja de ser, como cualquier tipo de azúcar, un carbohidrato simple y como tal, un alimento que solo deberíamos consumir en pequeñas cantidades. ¿Por qué?, porque los hidratos de carbono simples (y en esta categoría también deberíamos incluir a la miel, las mermeladas, los dulces, el pan blanco y la mayoría de las golosinas) al estar compuestos por glucosa simple, son absorbidos rápidamente pasando al torrente sanguíneo en forma inmediata.  Y esta absorción rápida hace que, entre otras cosas, se eleven los niveles de azúcar en sangre, desencadenando un proceso que, en síntesis, incluye: un sobre esfuerzo del páncreas, la acidificación de la sangre y la descalcificación general del organismo, afectando principalmente huesos y dientes.
Consumir azúcar diariamente, sobre todo en cantidades excesivas, significa exponernos al surgimiento de enfermedades tales como la diabetes, las caries y la obesidad, entre otras.  Sin embargo, un consumo mínimo y moderado, es normalmente tolerado por el organismo, sobre todo si llevamos una dieta saludable y equilibrada. Como suele decir la doctora Alejandra  Rodriguez (especialista en medicina Ayurveda): “lo ocasional no daña”.